Existen (y quizá siempre han existido) dos corrientes filosóficas que orbitan el culto a la “eficientización” de las cualidades humanas a través de la herramienta, siendo esta una representación de toda aquella forma de tecnología que pueda ser integrada al comportamiento, la fisiología y la anatomía humana; estas corrientes filosóficas son conocidas como Transhumanismo y Posthumanismo. Si bien ambas comparten la noción hipotética de que lo humano puede conducirse hacia un ideal tecnocrático (casi utópico), sus diferencias estriban en la distancia temporal que existe entre ellas, y por consiguiente, en las variables culturales que derivaran de estas; el transhumanismo es un punto de coyuntura en el que se vadean las limitaciones orgánicas y se conjuntan los elementos sintéticos que modifican las características psicológicas, morfológicas, fisiológicas, hormonales, biomecánicas y genéticas de nuestra especie mediante el uso de herramientas como la ingeniería genética y el CRISPR cas9, la ingeniería biónica y las prótesis electrónicas vinculadas a las estructuras neurológicas y la integración simbiótica de la inteligencia artificial en las tecnologías biomédicas de interoperabilidad y la descentralización de datos o el internet en las nanotecnologías de uso quirúrjico, por mencionar algunos ejemplos generales, resultando en las posibilidades de concebir, observar y ser humanos sin afecciones degenerativas en las células desde el nacimiento, poseer más fuerza y resistencia física, aumentar las capacidades cognitivas, alargar la esperanza de vida y (quizá) diseñar una inmunidad casi absoluta ante los embates de los microorganismos más lacerantes. Si bien esto podría parecer ciencia ficción, no lo es; la humanidad siempre ha buscado su transformación, creando un mundo sintético en el que las herramientas rediseñan la vida tanto en sus aspectos utilitarios como los más hedonistas (desde patas de palo y lentes hasta los tatuajes, la endodoncia, los condones, el viagra y la cirugía plástica), y dichas herramientas han modificado el cuerpo y con ello los hábitos, comportamientos e inclusive la concepción de lo posible; y es el transhumanismo (aquel ideal humano de transición hacia algo más, o mejor, -si es que tal cosa existe…-) el que nos lleva a suponer la existencia del posthumanismo, el cual es un supuesto hipotético que posee una cualidad amorfa pues se sucede más allá de lo conocido por la historia de la civilización, pues ¿Qué podría existir después o más allá de la transformación humana? Lo-Posthumano, quizá… ¿Pero qué significa esto? ¿La diferencia biológica, fisiológica y genética será exlusiva solo para aquellos que puedan pagarla, creando un abismo cultural entre estratos sociales? ¿Las modificaciones más allá de lo concebible harán que los mega ricos posean ventajas biológicas y adaptativas distintas del resto? Si es así, tal cosa no se ha registrado en la historia de la vida en este planeta ¿Una especie que, a través de instrumentos culturales (es decir un objeto intersubjetivo con el valor económico), define su estadio adaptativo fuera de las presiones por selección natural?

 

A partir de esta confluencia de variables tecnológicas, fisiológicas, genéticas, políticas, piscológicas e incluso teológicas existen más preguntas que respuestas pero es en lo fértil del cuestionamiento que pueden comenzar a concebirse nuevos conceptos, ideas, nociones, emociones, políticas, dioses, sensaciones, percepciones y por consiguiente… nuevo arte. Un arte especulativo.

 

Con el proyecto Oglinda h+, me encuentro en las fases iniciales de desarrollo de prótesis avanzadas para usos y discursos estéticos, así como diseños conceptuales de arte especulativo derivado de la herramienta integrada en la morfología humana, con lo que busco nuevos caminos de creación artística e investigación; ¿Qué tipo de arte podrá ser creado con tres brazos? ¿Qué tipo de música crearán los sordos si existiera un implemento coclear que traduzca las vibraciones en ritmo? ¿Sería posible transmitir las señales eléctricas del cerebro como información digital en una interfaz gráfica y así ver los pensamientos visuales de los ciegos?… El futuro es un cuestionamiento sin fin eregido por la voluntad de darle forma.

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